Enemiga
Tuve una enemiga
viva,
hiriente de candor,
madre de explosiones y escombros,
de dolor.
Sin compasión,
Huérfana de razón,
¡Enemiga!
Y con pasión la acepté
¡Vencerá mi sudor!
Tuve una enemiga
y fui…
a guerra ¡GUERRA!
Tambor ¡corazón a ella!
sin fusil.
Fue trapos mi arma,
temor a la carga…
¡Enemiga!
y a la entrada de Troya
tenía el alma.
Tuve una enemiga
Herida
Moribunda por mí
desnuda a mi primer disparo
Mía. Vencí…
Pero fue vacía victoria
Difunto honor, no gloria,
¡enemiga!
¡Invádeme de nuevo!
Hazme el amor ¡Explota!
El regocijo de tu vida dentro de todos los espacios de la mía llega a ser incalculable. Me conmueven las palabras que recoges con el paso de los días y que organizas con perfección en las páginas que esbozan todos mis caminos.
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